Una de las grandes vanidades de la falsa progresía posmodernista que pulula en las redes sociales es una supuesta ruptura con la moralina y el moralismo donde en su ignorancia absoluta de los estudios filosóficos sobre la ética y las costumbres creen que ir en contra de lo establecido por éstas es ser más progresista, más vanguardista, moderno e intelectualmente superior, por ejemplo pensando únicamente en las costumbres respecto del ejercicio de la sexualidad, sin ver que no es el único ámbito en el que opera la moral: no matar a un semejante o no cometer un crimen en contra de un ser vulnerable e inocente también forma parte de los códigos de conducta que llamamos morales en las sociedades humanas, prácticamente de manera universal, siendo reprobables en todas las culturas, que se sepa. Por supuesto que las discusiones y cambios en éstos códigos que permiten la convivencia humana más o menos armónica se van desarrollando a la par que hay cambios generacionales y tecnológicos, to...
Algo de lo que recurrentemente se nos acusa a los simpatizantes de la cuarta transformación y el gobierno de AMLO es de que atacamos a cualquiera que les lleve la contraria, cosa que podría ser cierta si únicamente atacáramos a la persona y no se ofrecieran datos y argumentos para sustentar esa crítica y hasta la burla cuando se trata de personajes venidos de la nada a la escena política, tales como actores, músicos, gente que de pronto le inventan credenciales de especialista y nadie del área las conoce, etcétera. Ahora bien, les reviro a los opositores: ustedes inmediatamente que alguien critica a AMLO o a su gobierno ya no se fijan ni en qué dijo, automáticamente lo levantan en hombros y los piensan hasta presidenciables, como es el caso de Lilly Téllez, por ejemplo, que por principio no sería senadora si no hubiera sido primero propuesta por un error de MORENA, ese que tanto criticamos los mismos simpatizantes y militantes de recoger cascajo político y farándula para las candi...