Desde hace días no paramos en todos los medios y redes sociales de comentar sobre las declaraciones ridículas e indignantes, una tras otra, del vergonzoso senador Samuel García.
Lo peor es que lejos de reconocer que son sus mismas palabras clasistas, ignorantes y necias las que lo condenan y él mismo ha publicado, acusa una siniestra operación en su contra, orquestada por granjas de bots de MORENA, demostrando su incapacidad de reconocer el error y lo aberrante que es su manera de pensar: él mismo ha afirmado que es envidia de los pobres a su éxito y que es temor de sus adversarios políticos imaginarios a su supuesto repunte, cosa falsa pues es el último lugar en las encuestas para gobernar su estado natal.
¿Cómo se forma a alguien tan ajeno a la realidad nacional y cómo es posible que alguien así, con tanta ignorancia del país que pretende gobernar, crea que es el más indicado para la función pública?
Como bien le respondió el presidente en su conferencia diaria, es una cultura que normalizó durante décadas el clasismo, el racismo, la impunidad y la corrupción. Pero en el caso particular de su círculo social en San Pedro Garza García, se conjugan además otros elementos culturales peculiares. Ni siquiera el más neoliberal joven burgués de Santa Fe o Bosques de las Lomas tendría la torpeza de decir en vídeo, en una campaña política, las aberraciones que ha proferido y sigue defendiendo Samuel García, porque aún cuando las piense o las crea, mínimamente sabe guardar las apariencias y tiene alguna idea de lo que es la pobreza, pues tienen empleadas y empleados que atienden todas sus necesidades por salarios miserables. En cambio para Samuel ya nos queda claro que 40 mil pesos es una miseria: para él la clase media es lo más cercano que ha convivido con las carencias en la vida, jugar golf con resaca y desvelo es el máximo sufrimiento que ha enfrentado en la vida.
Representa pues a una parte campirana de la burguesía que es ajena además a la cultura. Todavía es más penoso que supuestamente tiene posgrados y no es capaz de escribir correctamente la palabra gimnasio o de expresarse con tacto, informarse mínimamente del efecto de sus pésimas declaraciones y en resumen, es su peor enemigo político. Pero qué bueno porque deja claro que no debe ejercer ningún cargo público nunca y que si a pesar de eso llega a tener votantes, eso habla muy mal de esas personas.
Otra conjetura que hacíamos hace unos días es que pudiera ser una campaña publicitaria que pretenda primero ponerlo en la discusión pública y hacerlo conocido para después ya limpiar su imagen, pero es poco probable que lo consigan con un personaje tan deplorable, obtuso, despreciable, pero más que nada, ridículo e indefendible.
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