Tuve la mala fortuna de leer uno de los peores artículos que jamás se han redactado en un medio que presume seriedad y le sobra presupuesto, por un tipo que alardea de ser supuestamente periodista y pretende ser intelectual, cuando no podría ser más lejano a ello, otro de tantos privilegiados por el racismo clasista de la sociedad mexicana que son incapaces de reconocer dicho señalamiento y mucho menos la miseria moral e intelectual propia, en la que se han desarrollado y desenvuelven.
Como todos los de su horda intentó hacer una supuesta crítica al régimen actual pero eligió nuevamente la superficialidad como su gran argumento, enfocándose en la "falta de glamour y estética" de la izquierda, hablando del supuesto mal gusto de los políticos nacionales.
Pudo hacer un buen artículo incluso desde esa óptica tan pobre si realmente hubiera tenido algo que ofrecer más allá de lo superfluo, pero como siempre, ve la paja en el ojo ajeno mientras ignora la viga en el propio y el de los suyos. ¿De verdad creen los whitexicans que son epítome del buen gusto y la alta cultura? ¿Que sus políticos conservadores, ignorantes, racistas, clasistas y aberrantes como por ejemplo, Quadri, representan algo con sus declaraciones vergonzosas? Se la viven por ejemplo en el primitivo y sádico espectáculo de las corridas de toros y creen que eso por ejemplo, es buen gusto. Usan y abusan del dinero para hacer todo el tiempo presunción, cosa que es de pésimo gusto.
Los intelectuales más refinados a los que creen pertenecer no cometen ese tipo de excesos, no van por la vida presumiendo la marca de su teléfono o cuánto les ha costado su atuendo, ni señalan a los demás por su vestimenta: eso es peor que vestirse mal, habla de su incapacidad de argumentar nada sólido, con profundidad e inteligencia. Lo único que demuestran es que son precisamente lo que desprecian: gente vulgar sólo que con presupuesto para desperdiciar recursos en frivolidades, que en lugar de elevarles dejan más patentes sus carencias intelectuales y éticas.
Se piensan hombres cultos de mundo pero solamente son herederos de la corrupción y el saqueo, gente que jamás hace un exámen de conciencia sobre sus actos y encima se pone a si misma en un pedestal desde donde cree que todo lo que piensa son perlas de sabiduría, cuando cualquier charlatán mediocre como Raniere ha sido capaz de esclavizarles literalmente y ponerles a hacer el ridículo bailando en vídeo. Ese mal gusto que señala en los políticos de izquierda palidece ante el de sus amistades y representantes de derechas, que igualmente hacen sus fastuosas fiestas irresponsables en plena pandemia, misma que pudo evitarse o retenerse un poco si hubieran tenido la conciencia de quedarse en cuarentena cuando se infectaron al estar en el extranjero de shopping, pero, haciendo gala de su crapulencia, entraron al país y contagiaron a sus empleados, familiares y amigos sin remordimiento alguno.
E igualmente así van por la vida, quejándose a 8 columnas en sus medios de que no tienen libertad de expresión, hablando de las carencias ajenas y pensando que las propias son virtudes, sin importarles cuánto los exhiba la realidad, el alúd de críticas, burlas y hartazgo de sus actitudes nefastas de la gran mayoría, más del 70% de la población nacional, que ya se cansó de leerles y de ver sus películas, que a diario se burla de ellos en redes sociales, pero es estéril: siguen pensando que son geniales y maravillosos, no hay poder humano que los haga concientes de su ignorancia, vulgaridad y miseria.
Pero por eso es que perderán todas las elecciones y seguirán rabiando, desperdiciando su dinero en movimientos ridículos y alianzas infructuosas.
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