Los hay variopintos y ya conocimos su extremo con la secta NXIVM, otros son memes vivientes a los que es un peligro darles el micrófono porque también se dedican a las conferencias y sólo tienen profesores que también sean millonarios, porque van para la cima del éxito.
Hablamos pues de ésta epidemia de charlatanes y uno que otro enfermo mental sin diagnóstico, ni tratamiento, que muy probablemente empezó cuando pusieron supuestos analistas financieros en televisión que no habían terminado ni la preparatoria pero ya daban sus opiniones tajantes y absolutas, seguros de sí mismos, quizá por el consumo de sustancias ilícitas o porque tienen el ego por las nubes.
Lo preocupante es que siguen ahí, pululando porque siempre encuentran incautos que les creen u otros semejantes a sí que deliran con volverse ricos, exitosos, seductores, irresistibles, únicamente con tomar unos cursos online o un lavado de cerebro al que suelen llamar conferencias magistrales. Ya hasta las universidades de poca monta ofrecen maestrías en coaching y muchas empresas contratan a esos habladores profesionales para "cambiarle el chip" y la mentalidad a sus empleados.
No importa que ninguno de ellos sea de hecho millonario, ni tenga realmente una empresa, ni ofrezcan ningún producto, ninguna innovación, nada, ellos son expertos según sus propios discursos y lo peor es que se les venden en mayor o menor medida.
Hay que ponerle un alto a toda esa charlatanería regulando por medio de la ley todos esos fraudes y también las universidades de prestigio ya deben tomar cartas en el asunto, antes de que sea demasiado tarde para revertir los efectos de tanta ignorancia supina.
Comentarios
Publicar un comentario