La radicalización fanática es un proceso mental degenerativo, por más que lo quieran negar sus adeptos: no es sensato pensar que los extremismos, los absolutos y creer que se tiene el monopolio de la razón y la moral es lo ideal, lo deseable, que lo más elevado del pensamiento sería ya no discrepar nunca, no plantearse la posibilidad del error, de corregir, de mejorar, etcétera. Para el lado que les guste y en el contexto que quieran podemos encontrar ejemplos de sobra que demuestran lo que estoy afirmando: el fanatismo es nefasto por donde lo veamos. Una cosa es hacer chistes al respecto y otra muy diferente verlo en la realidad operando: vean la locura con que se conducen los fanáticos de la tendencia política que gusten o los colectivos más violentos, las sectas, las organizaciones que hacen atentados sin importarles los inocentes o que ya ni siquiera se plantean que exista gente inocente, que ven como enemigo mortal a cualquiera que les cuestione siquiera. Ahí ya no hay...